Recomendaciones solidarias en Pepelu 


Tolerancia cero con la explotación sexual forzosa

Al cabo de un año millones de personas son secuestradas o acogidas con el fin de ser explotadas sexualmente o para que realicen trabajos forzados. La trata de personas es lo que se conoce como la esclavitud del siglo XXI.

Personas en situación de esclavitud

La ONG Anesvad lleva tiempo luchando contra este grave problema que causa en sus víctimas importantes secuelas tanto mentales como físicas. Y es que según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), cerca de veintiún millones de personas sufren de trata y trabajos forzosos, dentro de las cuales cuatro millones y medio están relacionados únicamente con la explotación sexual.

Se estima que todos los años más de un millón y medio de personas son objeto de trata ya sea dentro de su propio país o en el extranjero.

Anillo #ToleranciaCero

Anesvad, bajo el movimiento de su creación #ToleranciaCero, ha diseñado un bonito anillo azul como símbolo de solidaridad que puede ser adquirido online desde Tolerancia Cero con la Trata. Con este pequeño acto estaréis ayudando a acabar con la trata y auxiliando a aquellas personas que han salido de ella y se encuentran bajo la supervisión de esta ONG.

El testimonio de Nang

Nang es una chica de 15 años de la minoría étnica Lao Luom. La agricultura es la principal fuente de ingresos de la familia y viven en una choza de bambú. Nang nunca ha ido a la escuela, porque cuando su padre murió tuvo que ayudar a su madre en el campo de arroz. A pesar de todo, la familia de Nang nunca ha tenido suficiente comida y los niños han estado hambrientos en más de una ocasión.

Un día, una conocida que años atrás abandonó el pueblo para trabajar en Tailandia llamó a su familia para informarles que su empleador necesitaba más empleados y Nang y su familia creyeron que era una buena oportunidad. En enero de 2013, Nang abandonó a su familia con tan sólo 19 dólares en el bolsillo que le proporcionó su madre.

Cuando llegaron a Tailandia, un hombre les esperaba para llevarlas a descansar a su casa. Al día siguiente, el hombre envió a Nang a una casa y le dijo que en adelante se encargaría de las labores domésticas del dueño de aquella casa. Al día siguiente, el dueño de la casa le pidió que limpiara la casa y la tienda de animales, donde había alrededor de cien perros. Nang tenía que despertarse todos los días a las cuatro de la mañana para limpiar la casa y la tienda de animales. Su trabajo terminaba generalmente alrededor de las nueve de la noche. La obligaron a comer y dormir en el suelo de la tienda de animales y no le permitían salir de casa. A pesar de haber trabajado durante 4 meses, nunca recibió pago alguno por parte del dueño. Nang decidió planear su huida. Un día, cuando salió a sacar la basura, decidió salir corriendo. Corrió y encontró a un policía. Le contó su historia y le mandó a la comisaría de Bangkok, donde permaneció durante 3 días. Allí, la trataron como a una emigrante ilegal y fue deportada a Laos.

Cuando llegó a Laos, fue entrevistada por el oficial de inmigración que sospechó que podría ser víctima de trata, por lo cual se puso en contacto con la trabajadora social de la organización VFI (Village Focus International) y la enviaron a un centro de VFI. Nang no tenía nada, solo la ropa que llevaba puesta. Además, estaba muy delgada, pálida, débil, cansada y enferma. No quería hablar, sólo dormir. VFI le proporcionó comida, ropas nuevas y objetos de uso personal. Después, fue trasladada al centro de acogida de VFI donde le hicieron un chequeo médico y donde descubrieron que su riñón estaba infectado y que la enfermedad se había propagado a la vejiga, la cual debía ser tratada. El médico le proporcionó el medicamento que debía tomar durante un mes, para después volver a revisar su estado. Mientras estuvo hospedada en el centro de acogida, Nang asistió a un curso para aprender a coser, pero lamentablemente no pudo permanecer allí por mucho tiempo y no pudo aprender otras labores, debido a su enfermedad. Fue repatriada a casa, pero su familia decidió no seguir los consejos del VFI y del médico. Allí la trataron con medicina tradicional y otras formas tradicionales, que no son un método inadecuado.

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